Glorificamos a Dios, proclamando el Evangelio de nuestro Señor Jesucristo, quien nos ha revelado el amor de Dios Padre, nos ha perdonado todos nuestros pecados y nos ha asegurado el compañerismo del Espíritu Santo.
Nos esforzamos por amar a Dios y a nuestro prójimo como a nosotros mismos, clamamos a Dios nos perfeccione en ese amor, pues constantemente fallamos.
Damos testimonio del Señorío de Jesucristo en nuestras vidas, mediante un servicio con gozo, en nuestras familias, iglesias, escuelas, hospitales y demás instituciones, como comunidad cristiana y en lo personal.