No parece haber sido judío de religión, si bien que muestre un conocimiento detallado del judaísmo, de sus ritos y ceremonias. Es más probable que haya sido un prosélito de esa religión, y que no llegó a ser circuncidado. Pues San Pablo, en su Epístola a los Colosenses, después de citar a “los únicos de la circuncisión”, pasa a los demás, entre los cuales cita a “Lucas, el médico querido” (4, 10-14). Lo más probable es que haya sido pagano, griego de estirpe, y que al conocer el cristianismo lo haya abrazado con fervor.